“Que una zona extrema tenga una universidad de excelencia, es un logro mayor e inédito en el sistema de educación superior chileno”
Emilio Rodríguez, rector Universidad de Tarapacá, destaca la reciente certificación de 6 años de acreditación institucional por parte de la CNA. Un hito relevante, dice la autoridad académica, para una universidad ubicada tanto en la Región de Arica y Parinacota como en Tarapacá.
El investigador en Educación y rector de la Universidad de Tarapacá, Emilio Rodríguez Ponce, destaca el reciente logro de la casa de estudios ariqueña que consiguió entrar al selecto grupo de las universidades de excelencia.
De 6 y 7 años de acreditación institucional, la certificación de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) es todo un logro para esta institución ubicada en una zona extrema y fronteriza, con limitaciones que no se enfrentan en otras zonas del país.
En esta entrevista, el rector Rodríguez, además, analiza los últimos resultados de la prueba Simce y la incorporación, desventajas y aportes que trae la Inteligencia Artificial en la educación superior.
Tras el proceso de acreditación institucional: ¿Cuál es su evaluación del resultado de 6 años de acreditación en todas las áreas?
Creemos que el resultado alcanzado, es consistente con la posición académica de excelencia que ha logrado la U. de Tarapacá desde hace ya un tiempo.
El informe de pares y la evaluación de la Superintendencia de Educación Superior dan cuenta de un proyecto de desarrollo institucional riguroso, que se sustenta en un crecimiento cualitativo y cuantitativo, con 100 mil millones de pesos a invertir en los próximos años, totalmente financiados.
Esto junto a un conjunto de dimensiones interrelacionadas, que forman parte de un sistema de dirección estratégica de la más alta calidad, en el cual destacan mecanismos de aseguramiento de la calidad que garantizan altos estándares de procesos y resultados.
Tener el reconocimiento de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) de esta realidad, sin duda, es justo y, además, genera en nuestra comunidad la satisfacción y la valoración acerca de que el camino obrado, lleno de sacrificios y altas exigencias, es el correcto y resulta necesario para posicionar a la Universidad de Tarapacá como un referente en la Macro Región Centro Sur Andina.
¿Cuál cree usted que fue la clave para obtener este excelente resultado?
Nuestros principales indicadores académicos son consistentes con el promedio de una universidad acreditada por 7 años y están en el rango superior de las acreditadas por 6 años.
Ser primeros en publicaciones WoS en el año 2022; terceros en investigación según Times Higher Education; tener buenas tasas de titulación, retención, titulación oportuna, un alto patrimonio y una solvencia ejemplar; constituyen, a no dudarlo, resultados de tal significancia que se hace evidente el nivel de calidad de excelencia, que ha logrado por la Universidad de Tarapacá.
Considerando el centralismo ¿Cree usted que es difícil mostrar los buenos indicadores que tiene la institución?
Resulta muy difícil lograr resultados de excelencia cuando se trabaja en condiciones geográficas adversas, a grandes distancias de los principales centros urbanos, sin servicios especializados, sin transporte fluido, con altos costos de funcionamiento y con severas limitaciones de acceso, retención y desarrollo del capital humano avanzado.
Tanto o más difícil que lo anterior es que los evaluadores reconozcan estos excelentes resultados, porque el centralismo sesga las miradas en muchos ámbitos del desarrollo del país, incluyendo a la academia.
Nosotros, sin embargo, tuvimos la suerte de tener una comisión de pares de excelencia, porque fueron verdaderos pares, en el sentido de tener los más altos grados académicos, alta productividad científica, experiencia en pregrado, postgrado y con la capacidad que da la experiencia de nivel directivo.
Está constatado empíricamente que mientras mayor sea la preparación intelectual de los pares, menor será el sesgo cognitivo y centralista. Nosotros tuvimos una contraparte del más alto nivel.
Respecto del ingreso de la Universidad de Tarapacá al nivel de excelencia, ¿Estima que es un logro mayor considerando que se trata de una institución de zona extrema?
Tenemos perfecta conciencia sobre que en los principales resultados académicos estamos en el promedio de las universidades acreditadas por 7 años y, ciertamente, en el tramo superior de las acreditadas por 6 años. A su turno, en el ámbito de la gestión económica nuestros resultados son claramente sobresalientes.
Estos logros son el resultado de un Sistema de Dirección Estratégica, que ha implementado y que ha generado un crecimiento permanente, sistemático e ininterrumpido. Indudablemente, los liderazgos alternados, pero de continuidad del modelo de desarrollo estratégico, han permitido perfeccionarlo y sostenerlo cada vez, con más profundidad y densidad, al punto que hacia el 2030 la Universidad debería tener un protagonismo relevante en el país, a pesar de su tamaño más bien reducido y de su naturaleza de institución de zona extrema.
Que una zona extrema tenga una universidad de excelencia, con 6 años de acreditación, es un logro mayor e inédito en el sistema de educación superior chileno.
¿Cuáles son las limitaciones que enfrenta una universidad regional para llegar a los niveles que alcanzó la UTA?
El tamaño está determinado por el mercado y en las zonas extremas, justamente, la densidad poblacional es un problema estructural.
Un tamaño reducido tiene influencia en las posibilidades de todo el quehacer académico. Por ejemplo, impactar en investigación es muy difícil, precisamente, porque la cantidad es relevante en la mayoría de los rankings. Misma cuestión ocurre con el postgrado y el pregrado.
La única materia en la cual ser zona extrema puede ser una ventaja es en la vinculación con el medio, por la intensidad y profundidad que se puede lograr en el trabajo con la comunidad local y por el apoyo que los gobiernos regionales pueden dar a sus universidades.
La atracción y retención de capital humano avanzado es extremadamente difícil en zonas extremas y se requieren inversiones de marca mayor para generar laboratorios, equipamiento, infraestructura, que den solvencia a grupos de investigación, que para competir en niveles de excelencia requieren condiciones, por definición, complicadas de lograr en zonas extremas.
Además, los costos son significativamente mayores en zonas extremas, principalmente los costos de construcción; a lo que se suma, el escaso acceso a servicios especializado, las distancias y las pésimas condiciones de transporte, entre otros. De allí la importancia de la dirección y gestión en estas universidades.
Un mal liderazgo puede arruinar o hacer naufragar a una universidad de zona extrema en un par de años; como contrapunto, para crecer se requieren décadas de liderazgos, preferentemente alternos, pero consistentes en la implementación de un modelo de desarrollo estratégico, que no transe en la generación y exigencia de estándares de excelencia para su propia comunidad.
Sostenibilidad en universidades chilenas, según ranking QS
SIMCE y calidad de la educación en Chile
¿Qué le llama la atención de los últimos resultados de la prueba Simce? ¿Son tan malos estos resultados?
Los recientes resultados del SIMCE revelan que: en la prueba de Matemática se registró una baja relevante, en ambos niveles educativos, de 10 puntos en 4° básico (250) y de 12 puntos en II medio (252).
A su turno, en la prueba de lectura se constató una baja de 4 puntos en 4° básico (267) y de 6 puntos en II Medio (243). Los resultados son malos, porque indican que el nivel de logro de aprendizaje de los estudiantes es más bien bajo y porque, además, ha existido un retroceso significativo en últimos años.
¿Eran previsibles a la luz de la pandemia por covid-19?
Se puede señalar que estos resultados eran altamente previsibles, dado que la formación en aula no tiene una expresión equivalente en la formación online y la crisis por Covid- 19 produjo un daño profundo en la educación y en las comunidades educativas.
¿Qué rol tienen los docentes en este proceso?
El profesorado tiene un papel fundamental en los procesos formativos y en los resultados de aprendizaje de niños y jóvenes.
En efecto, el “Council for Early Childhood Development” advierte que, en los primeros cuatro años de vida la sensibilidad del cerebro para aprender números, lenguaje, símbolos, habilidades sociales y control emocional llega a su máximo potencial, por lo que la calidad de la Educación Parvularia puede generar diferencias tan notables como difíciles de revertir.
Y halló que en los Estados Unidos un niño de nivel socio económico alto utiliza cerca de 1.200 palabras a los tres años, mientras que un niño de un nivel socioeconómico bajo no llega a dominar 400 palabras.
Por consiguiente, una educación parvularia de la más alta calidad, no es solo un imperativo moral de una nación, sino que se constituye en una condición sustantiva de sus oportunidades de desarrollo social y, luego, económico.
Son los educadores quienes marcan la diferencia. Así, según lo estudiado en una investigación por la firma McKinsey, por ejemplo, un estudiante de 8 años de edad con un rendimiento promedio (percentil 50), puede ser un estudiante notable (percentil 90) o un estudiante de bajo desempeño (percentil 37), dependiendo de la calidad de su profesorado.
¿Cómo se pueden mejorar estos resultados? ¿Qué políticas públicas se requieren para mejorar los indicadores?
La mano invisible del mercado, en general, es un mecanismo plausible para asignar recursos, pero, primero, el mercado no hace milagros y, segundo, hay sectores, como la educación, en los cuales los intereses estratégicos para el desarrollo del país son de tal envergadura, que se requieren esfuerzos públicos y privados.
Por consiguiente, el fortalecimiento de la formación inicial docente, exige el diseño y la implementación de políticas públicas con perspectiva estratégica y, por ende, integradora, multidisciplinaria, de largo alcance y, simultáneamente, con sentido de urgencia.
No se trata entonces de asignar más recursos, a modo de subsidio a la demanda, sino que el Estado debe generar incentivos e inversiones públicas, para que algunos de los mejores talentos opten por la pedagogía; para que la vida y el clima organizacional en los colegios, sea de calidad; y para que la formación inicial de profesores sea de excelencia.
Lo anterior es solo una arista, de las múltiples acciones que se deben emprender.
Sin duda, un sistema educativo mixto es deseable para el país, pero el Estado está obligado a ir más allá de otorgar solo un subsidio a la demanda.
Debe generar una oferta pública de alta calidad, en cada comuna de la nación.
Este es un imperativo moral, para el cual una cuestión esencial estriba en definir qué esfuerzo se está dispuesto a realizar para tener mejores profesores, mejores colegios, mejores resultados.
Hoy Chile realiza grandes esfuerzos en diferentes materias y, en educación, es claro que, seguir haciendo lo mismo solo conducirá a los mismos resultados, es decir, a una pérdida sistemática de competitividad, lo que se traducirá en mayores complejidades sociales y económicas.
Los usos de la inteligencia artificial en educación
Diccionario de inteligencia artificial: definiciones y ejemplos
Inteligencia artificial y transformación digital
¿Cuál es el impacto que la IA está teniendo en la educación superior?
La integración de la inteligencia artificial en diferentes áreas de la vida social es una realidad, con alcances e implicancias que se estiman crecientes y muy relevantes, tal vez definitorias, en los próximos años.
En el campo de la educación superior, naturalmente, las herramientas y dispositivos basados en IA incrementan las oportunidades de aprendizaje y ofrecen oportunidades formativas que innovan en los procesos y generan mejores resultados de aprendizaje, ya que contribuyen a adaptar el ritmo de los procesos de enseñanza-aprendizaje a un nivel individual, en concordancia con las necesidades y requerimientos de cada estudiante, tratando el proceso formativo como un desafío de gestión del conocimiento.
Así, se pueden fortalecer los recursos de aprendizaje y se pueden automatizar las evaluaciones, generando mejores resultados esperados y una experiencia de aprendizaje significativa, aunque disminuyendo el trato directo entre personas.
¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos para los estudiantes?
Los aspectos positivos del uso de inteligencia artificial en la educación superior son muchos, algunos han sido descritos previamente y se resumen en que: proporciona posibilidades para realizar mejores procesos formativos; una investigación de superior densidad y alcance; una vinculación con el medio más enfocada; y una mejor gestión del conocimiento al interior de las universidades.
Ahora bien, existen algunos riesgos o consideraciones que deben tenerse presente; por ejemplo, que la inclusión de las tecnologías de inteligencia artificial puede aumentar la brecha entre los estudiantes más y los menos privilegiados en el acceso a estas herramientas o dispositivos.
Además, debe hacerse presente existe una probabilidad significativa de que los algoritmos no comprendan adecuadamente el contexto del aprendizaje humano y simplifiquen o reduzcan el alcance de los procesos formativos, complejos por definición.
Por lo demás, los algoritmos de inteligencia artificial involucran un desafío relevante para las metodologías tradicionales de enseñanza, porque existe la posibilidad de plagio y porque se altera la configuración de las relaciones humanas entre estudiantes y profesores. Otro aspecto dice relación con los retos que emergen para la custodia de los derechos de propiedad intelectual.
Al propender a un aprendizaje más autónomo, ¿De qué manera las universidades deben adaptarse para aprovechar esta tecnología como complemento y no como competencia de la formación que entregan?
La inteligencia artificial es una herramienta adicional, que favorece el cumplimiento del quehacer universitario y, en principio, no hay tal cosa como una competencia destructiva entre una y otra.
Evidentemente, la inteligencia artificial genera nuevos desafíos, problemas y el modo de afrontarlos necesariamente implica, entre otras consideraciones: aquilatar y dar un empleo valioso al nuevo conocimiento, yendo más allá de la repetición de los outputs dados por la inteligencia artificial; promover la reflexión basada en datos e información procesada como conocimiento, considerando la necesaria y sistemática reinterpretación creativa; mantener los espacios para la interacción humana y la deliberación participativa de las personas
¿Cree que las universidades podrían estar en riesgo ante estas nuevas herramientas de autoaprendizaje? Y ¿Cuál es el rol de los académicos en orientar el uso de estas tecnologías?
No cabe duda de que un rol de las instituciones educativas consiste en coadyuvar al desarrollo de las naciones mediante la formación de capital humano, de personas con conocimientos, destrezas y habilidades para desempeñarse eficiente y eficazmente en el mercado laboral. Y claro, la inteligencia artificial puede ayudar con parte de este rol; pero, adicionalmente, debe considerarse que los conocimientos, destrezas y habilidades, sin una sólida preparación en valores, reducen el potencial de las personas a simples factores de un proceso de creación de riqueza económica.
La formación integral es un desafío de las universidades, que no tiene sustitución posible, ya que la educación es una fuente esencial de la innovación social y el desarrollo humano.
Dicho claramente, la formación de personas tiene complejidades no estandarizables, ni susceptibles de ser reducidas a los resultados de aprendizaje o el conocimiento, que se puede generar a partir de la inteligencia artificial. Los principios, los valores, la capacidad para reflexionar creativamente configuran elementos indisolublemente ligados a la educación.